Músicos tan dispares en estilo como Duke Ellington y Cecil Taylor han insistido en que el oyente debe ser compelido a bailar al ritmo de la música. Esto viene inmediatamente a la mente cuando se escucha New York Boogaloo de Spanglish Fly, porque el impulso irresistible de la danza se hace cargo del resto. Este disco hace que esta reacción sea fácil de cumplir. Y el 'boogaloo', que viene reviviendo desde hace más de una década, es baile. Es pura poliritmia afrocubana.
"Spanglish Fly (http://www.spanglishfly.com/) había venido lanzando singles desde el 2010, producidos, en algunos casos por el gran Harvey Averne (http://www.fania.com/collections/harvey-averne), otro de los judíos maravillosos que trabajaron para el sello Fania -produciendo rutilantes estrellas del Boogaloo como Joe Bataan, Ray Barreto y Pete Rodríguez- y quien desde que los conoció ha sido un gran animador, mentor y, en algunos casos, productor de la banda. Esos singles fueron después recopilados en un bonus de las ya legendarias recopilaciones "Rough Guide", que recogen, a la manera en que otrora lo hiciera el sello Putumayo, lo más representativo del mercado musical actual. El CD 2 de "The Rough Guide to Latin Rare Groove" de 2014, recogió, a manera de abrebocas, la producción de Spanglish Fly hasta ese entonces. New York Boogaloo, la producción que se lanzó en 2015, en parte con recursos recogidos en una campaña de Kickstarter, es, como lo son el boogaloo y el latin soul, a la vez visceral y efervescente. El nombre Spanglish Fly, por su parte, nos trae diversas referencias: "Spanish Fly", la hilarante película de 1976; o la "mosca española" y su color verde brillante. Su música, a todas luces, es un potente afrodisíaco musical. Y siendo esto ya demasiado inapropiado para una banda que hace música de raíces latinas, la palabra "spanglish", combina Español e Inglés, en una idea que colisiona modismos y metáforas de dos culturas, y que la hacen a la vez divertida y memorable, al igual que esta música.
Jonathan Goldman, músico y DJ, conocido en esta última faceta como DJ semi-colon, es muy conocido en NY por su profundo amor y extraordinaria comprensión del lenguaje afrocubano, a la vez ha sido artífice de una reacción de esta cultura con la cultura del jazz de Nueva York, logrando un muy bien logrado balance. Y ha practicado el arte de la música durante décadas en y alrededor de Nueva York, vertiendo su irreverencia e ingenio en esta producción, que no tiene puntos bajos, sólo picos. Se trata de un disco serio y maravilloso, lleno de espectacular musicalidad, estridente, irreverente, con una muy alta calidad musical. Jonathan Goldman y su cohorte resumen lo afrocubano y lo norteamericano con un producto 'al rojo vivo', que haría incluso que el gran Tito Puente se sintiera orgulloso. Esta banda realmente ebulle en el ambuiente actual de Nueva York, consagrándose como una de las pocas que tiene a cargo la revitalización del boogaloo, con una mezcla equilibrada de soul, r & b, y los ritmos latinos, su música deja en quien la disfrurta una impresión duradera en cuerpo y alma.