“Murió y perdimos para siempre la voz de La Perfecta”. Así reaccionó el maestro Eddie Palmieri en entrevista exclusiva con la Fundación Nacional para la Cultura Popular al hablar sobre el fallecimiento de su amigo Ismael Quintana.
“Fue la voz de La Perfecta. Nadie más cantó porque cuando se terminó La Perfecta en 1968, él se quedó. Y cuando entró Chocolate y José Rodríguez, él siguió, hasta 1973, cuando terminamos con ‘Sentido’, en el que él canta ‘Puerto Rico’ y ‘Adoración”, dijo.
Palmieri conoció a Pat Quintana en 1959 durante un ensayo de la orquesta del timbalero Orlando Marín, que necesitaba un cantante y estaba haciendo audiciones. “Ahí fue que lo vi. Orlando se quedó con el cantante Mandín. Yo estaba en ese tiempo con Tito Rodríguez, de 1958 a 1960”.
Cuando pensó en organizar La Perfecta, lo ayudó a contactarlo Ángel Náter, presidente de la Federación de Músicos de Puerto Rico. “Ismael tocaba congas y cantaba para Ángel. Lo conocí, nos encontramos. Él no sabía nada de mi preparación y de la investigación de las estructuras cubanas. Empezamos a trabajar juntos y las canciones son únicas”.
Rápido La Perfecta, fundada a finales de 1960, se convirtió en la banda del momento. “Le cayó a palos, humildemente hablando, a cada orquesta que encontrábamos. A Machito y Tito Puente, que comenzaron a fines de los 40, ya en 1961, tocando en el mismo Palladium, lo hacíamos con una gran energía. La Perfecta se puso muy caliente en el Bronx, después que entramos al Palladium”.
Eddie se asoció a José Curbelo, músico y empresario cubano que de inmediato le ofreció 90 fechas, a razón de $179.50 por cada presentación. El promotor retenía el 10%.
Así fue conocido Ismael Quintana. “Ismael se quedó conmigo hasta el 1973 y se fue con la Fania, como hicieron Héctor Lavoe, Ismael Miranda y Pete ‘El Conde’ al salir de Willie Colón, Larry Harlow y Pacheco. Jerry Masucci dijo: ‘si no puedo conseguir a Eddie Palmieri, me llevo a Ismael Quintana’. Yo estaba con Harvey Averne, con el sello Mango, y luego Coco. Me alegré porque hubo complicaciones en mi vida y chocaba mucho con las compañías disqueras”.
Durante poco más de una década Palmieri y Quintana grabaron discos como “Eddie Palmieri & His Conjunto La Perfecta”, “Molasses”, “Lo que traigo es sabroso”, “Mozambique”, “Champagne”, “Echando pa’ lante”, “El molestoso” y “Azúcar pa’ ti”. También colaboraron en elepés de gran impacto sociocultural, como “Justicia” y “Vámonos pa’l monte”, y en el álbum doble, grabado en la cárcel Sing Sing, con Harlem River Drive y, en un inolvidable concierto, en el Recinto de Río Piedras de la Universidad de Puerto Rico.
La dinámica de composición fluía con pasmosa facilidad. Eddie escribía las melodías, Ismael aportaba las letras y el trombonista Barry Rogers depuraba el arreglo. “Ismael escribía mejor que yo en español. Estaba bien preparado”.
“Vámonos pa’l monte”, que surgió en 1971, en una época de suma convulsión social, es una de las composiciones que más le complace de Ismael Quintana, un autor que se inspiraba en el amor, el guaracheo, la patria, la política y la justicia.
“Es una canción que se inspira contra el estado. El estado pide más y pide más; todo sube, menos el salario. Si sube todo alrededor de ti, menos el salario y uno llega a un nivel de pobreza; pues lo que queda es decir ‘vámonos pa’l monte porque aquí no podemos guarachar’. Eso era lo que deseamos comunicar con “Vámonos pa’l monte”, “Justicia” y “La libertad/lógico”.
Ismael Quintana era un hombre pacífico, tranquilo, a la buena de Dios. “Era una persona de grandes virtudes. Un caballero de caballeros; un amigo de la tarima y amigo personal mío; un tremendo talento”.
Particularmente, era un artista de orden que no usaba sustancias. “No usaba drogas; no fumaba. No hacía nada, nada. Era una cosa increíble. Por tres años corridos, manejaba 200 millas por cinco días a la semana durante dos meses en el verano para quedarse con la orquesta cuando trabajamos en los Catkills judíos (en la cordillera de Nueva York) y allá llegaba él con el flautista George Castro. 100 millas para ir y 100 millas para regresar. Fue una cosa increíble. Por eso siento una tristeza en mi alma, pero pienso que ya no tiene dolor y me consuelo. Tuvo muchas complicaciones. Él fue operado de corazón. Y nunca se recuperó del todo. Sufrió mucho. Él adoraba a su familia. Yo le llegué a decir: ‘acuérdate de esto Ismael: fuiste la voz de La Perfecta”.
Mientras, el maestro Eddie Palmieri aguarda por un permiso de Sony México para lanzar pronto el disco “Mi Luz Mayor”, en el que Herman Olivera y Gilberto Santa Rosa (artista exclusivo de la multinacional aludida) interpretan cinco composiciones cada uno.
“Lo dedico a mi esposa Iraida. Ahora su espíritu gravita por el Universo y yo la voy a seguir y buscarla. Por eso le dedico ‘Mi Luz Mayor’. Es el mejor disco en la historia de nuestra música. 20 de los mejores músicos de Nueva York; arreglistas, como Ray Santos y José Madera, que tocó con Machito y Tito Puente, y yo, Eddie Palmieri, que no me quedo atrás. Lo que cantó Gilberto es pura candela. Ahora van a escuchar a Gilberto de verdad. Dos soneros cantando en el mismo disco”, reveló Eddie Palmieri, de 79 años, al añadir que también grabó un disco de jazz latino titulado “Sabiduría” y que se encuentra en la etapa de preproducción de un concepto en inglés con La India.
“Hay Palmieri para rato”, concluyó la leyenda de la música latina que en julio regresará a Sidney, Australia.