En el mes de noviembre nuestra sección rinde homenaje a al cantautor Fernando Borrego Linares, músico cubano más conocido en el mundo de la música latina como Polo Montañez. Aunque compuso más de cien canciones, este cantautor no tuvo ninguna formación musical académica. Fue un autodidacta que no conocía el pentagrama, pero sus dotes se compositor y cantante, es decir, su talento innato, lo hicieron grande en el son, el bolero y la guajira.
El origen de Polo es tan humilde como rico espiritualmente. Y esta riqueza se desplegó en su capacidad musical, al tener un maravilloso talento para interpretar los sonidos característicos del son cubano. Nació en la zona conocida por El Brujito de la Sierra del Rosario, en Pinar del Río, Cuba, el 5 de junio de 1955, hijo de Julio –dedicado a la dura labor de carbonero–y Lucrecia.
Polo comenzó su carrera en la música a los siete años, demostrando su prodigio al tocar tumbadora, marimba y maracas, y luego al tocar la guitarra y cantar en las fiestas familiares. A pesar de las dificultades económicas de su familia, el ambiente en el que creció nunca prescindió de la música. Antes de dedicarse a la música, trabajó como machetero en los cortes de caña, leñador, topógrafo, aserrador, sembrador.
Solamente hasta los años 90 inició su carrera profesional como vocalista y tresero. Esto lo convierte en un caso único: aunque estaba en la música desde niño, solo fue alrededor de sus cuarenta años de edad que salió a la palestra en la música cubana e internacional, gracias al empresario José Da Silva, quien lo convenció de viajar a Francia y vincularse a la disquera Lusafrica, con la que realizo sus grabaciones.
Su vertiginoso ascenso a la fama lo llevo rápidamente a cantar en Francia, Colombia, México, Costa Rica, Portugal, Holanda, Ecuador y Venezuela. Su calidad musical le mereció obtener discos de Oro y Platino por sus dos primeros álbumes: Guajiro natural y Guitarra mía.
Polo, se podría decir, llegó muy tarde a la escena de la Máxima expresión del Barrio Latino, y se fue demasiado pronto. Se convirtió en un mito musical para la música cubana y latinoamericana cuando un accidente le cegó la vida en una carretera cubana ocurrido el 20 de noviembre de 2002. Se dirigía a San Cristóbal, y su automóvil chocó contra otro vehículo. Seis días después “El Guajiro Natural” dejaba huérfana la música latina de su maravillosa voz y sus canciones, las cuales se convirtieron en un legado indeleble para el cancionero popular latinoamericano.