Nuestra sección continúa en el mes de agosto de 2016, con un músico cubano que se convirtió en una leyenda de la música latina, gracias al fenómeno musical titulado Buena Vista Social Club. Se trata del cantante Ibrahim Ferrer Planas, nacido el 20 de febrero de 1927 en pueblo de San Luis, en la provincia de Santiago de Cuba y fallecido el 6 de agosto de 2005 en la ciudad de La Habana a la edad de 78 años.
Ibrahim Ferrer perdió muy pronto a sus progenitores, a su padre cuando apenas era un niño y a su madre cuando tenía catorce años. La orfandad lo obligó a dejar sus estudios y ganarse la vida con muchas dificultades desempeñando varios oficios.
Pero esta situación desventajosa no lo privó de crecer con una maravillosa y melodiosa voz, apta para cantar boleros, sones y guajiras. De la mano de sus tíos y al lado de un primo conformó el grupo Los Jóvenes del Son, y en la década de los cincuenta integró también los conjuntos Wilson y Modernista, antes de vincularse a la reconocida Jazz-Band de Chepin y su Orquesta Oriental.
La vida musical de Ibrahim Ferrer se puede dividir en dos etapas; la primera va desde el comienzo de su carrera hasta 1990 y la segunda, de 1997 hasta su muerte.
Inicialmente, en La Habana de los años cincuenta, Ibrahim Ferrer integró el colectivo de Chepin y Su Orquesta Oriental al lado de los cantantes Isidro Correa, Roberto Nápoles y Carlos Quintana, en la que permaneció dos años, hasta 1957. Con Chepin realizó grabaciones exitosas como “El mecánico” del Colombiano Fabio Arroyave; “Murmullo”, de Chepin; “El platanal de Bartolo”, de Electo Rosell; “Fomento”, de Silvio Antonio Pino; “Habana Camilo”, de Electo Rosell; “Mi Oriente”, de Eduardo Davidson; “Monteadentro”, de Electo Rosell; “Pero qué suegro”, de Raúl Aguilar; “Un granito de arena”, de Enrique Bonne y “Rossana” de Electo Rosell.
En 1959 trabajó con la Orquesta Ritmo Oriental, creada por Elio Revé, y con Beny Moré; Posteriormente, se vinculó a Los Bocucos, con quienes permaneció por más de tres décadas realizando giras internacionales y compartiendo con el cantante y director Pascasio Alonso Fajardo, conocido como Pacho Alonso. Con Los Bocucos, Ibrahim popularizó temas como “Camino por vereda” de su autoría, “La chica del granizado” y “Todavía me queda voz”. En 1990 abandonó Los Bocucos se retiró de la vida artística.
Ibrahim quedó sumido en el olvido y la pobreza, viviendo en una humilde pensión. Terminaba la primera parte de su carrera musical, llena de méritos, en el ostracismo.
Sin embargo, en 1997 aconteció el fenómeno musical denominado Buena Vista Social Club, que constituirá la segunda parte de la carrera musical de nuestro homenajeado. Y su reivindicación. El músico y director Juan de Marcos González revivió la música cubana de antaño y se convirtió en el mecenas de Ibrahim Ferrer y otros músicos y cantantes cubanos como Rubén González, Pío Leyva, Raúl Planas y "Puntillita" Licea al traerlos de nuevo a la música para grabar al lado de nuevos talentos de la música cubana. Buena Vista Social Club se convirtió en plataforma para el renacer de la música cubana tradicional y de ritmos como el son, la guajira, el bolero, la guaracha y el montuno.
El proyecto Buena Vista Social Club se inspiró en el legendario El Club Social del barrio Buena Vista de la capital cubana, sitio en el que había reuniones en torno a la fiesta, el canto, el baile y la tertulia musical. La idea fue compartida por Juan de Marcos con Nick Gold, productor del sello World Music de Inglaterra, y con el guitarrista y productor Californiano Ry Cooder, quienes apoyaron a plenitud la propuesta musical.