Háblenos de su nuevo disco, ‘First class to Habana’.
Es el más rápido que hemos hecho. Con mi esposo Pablo Simón, el productor del disco, y Ángel Arce, el director y también productor musical, empezamos a generar ideas, variantes y nociones para hacer los arreglos. Ha sido un producto muy bueno.
¿Cómo escogieron los temas?
Mi esposo y yo hicimos un ‘searching’. Buscábamos la aprobación de Ángel, que le gustara el tema y se identificara. Al final, entre los tres estuvimos de acuerdo en la mayoría.
Es artista de toda la vida, tiene formación en piano clásico y experiencia en la actuación…
En Cuba, de joven me acerqué al teatro, era aficionada. Después lo dejé por un tiempo y empecé a componer música para teatro, recibí el premio Uneac por la música que hice para una obra que se llama La boda, de Virgilio Piñero. Después hice unas pequeñas intervenciones en cine, pero fue en Miami donde empecé a hacer teatro como tal.
¿Cuál fue la última obra que hizo?
La Lupe en tres tiempos, que es la historia de una loca que está obsesionada con la Lupe.
¿Qué pasó con su hermana Lourdes y el grupo que tenían?
Éramos un dúo, no lo hemos dejado, siempre la invito a cantar en mis presentaciones. Nunca hemos dejado de darnos el gusto de cantar juntas.
¿Cómo es eso del oído perfecto?
No sé, dicen que tengo buen oído. Puedo definir los sonidos, pero a veces no me agrada mucho, porque sufro cuando no puedo arreglar lo que estoy oyendo.
¿Cuál es la historia detrás de la canción ‘Que manera de quererte’?
Mi hermano estaba en Panamá con una orquesta que tocaba la canción y Gilberto Santa Rosa la escuchó, le encantó y quiso grabarla. Le dijo a la señora que le pasara la letra y ella respondió que el tema era de nosotras, las hermanas Nuviola, y que habíamos grabado el tema en Cuba. Mi hermano nos contactó.
¿Cómo fue ese día?
La llamada entró a las siete de la mañana, pensé que eran los músicos, que mortifican mucho, y más cuando me dijeron que hablaba con Gilberto Santa Rosa, así que colgué. Mi hermano me llamó diciendo que le había cortado y yo le dije ‘Ay qué pena, pensé que era una broma’. Ahí fue que me dijo que quería grabar la canción y que le ayudara con la letra y por el teléfono se la dicté.
¿Recuerda que Marc Anthony fue a un concierto suyo?
No sé si él se acuerda de mí. Llegó a un sitio que se llamaba Nostalgia, con su exesposa. Cuando me dí cuenta, les mandé un saludo y canté El ratón. Cuando terminé, me besó las manos y me dijo: ‘Me encanta escuchar una cantante como tú, hace tiempo que no escuchaba una así’. Me emociona saber que estamos nominados a la categoría de mejor álbum de salsa de los Grammy Latinos. La vida da muchas vueltas.
Óscar D’León le puso su nombre artístico, ¿cómo es esa historia?
‘La sonera del mundo’. Íbamos a cantar juntos y la prensa le pregunta ¿dónde está Llonero y la sonera del mundo?, y así se quedó.
Compartió con Cheo Feliciano sus últimos meses de vida. ¿Cómo era él?
Un amor, un hombre muy cariñoso, sencillo, de pueblo, natural, con gran seguridad en el escenario. Era espectacular.
¿Cuáles son sus artistas favoritos de salsa?
Óscar D’León, es lo que más se parece al sonero. El grupo Niche, me encantan de toda una vida, y José Alberto El Canario.
¿Cómo describe a Celia Cruz, a quien le tocó encarnar en la televisión?
No existe un cantante de música de este género que no la admire. Aunque no pude tenerla como patrona en el momento en el que me estaba formando, vine a conocerla cuando salí de Cuba a México.
¿Qué sintió al escucharla?
Las lágrimas se me salían, ella estaba cantando una cosa alegre, gritando ‘azúcar’ y yo llorando de la emoción.
¿Cómo ve a Colombia?
Es un pueblo maravilloso, en Miami los queremos, me da placer cuando me siento en un lugar y siento el acentico que conozco bien. La primera vez que trabajé en Miami fue gracias a una costeña colombiana, Beatrice Arredondo, quien era la dueña de un lugar que se llamaba Havana Dream.
Cristian Garavito - El Espectador