Por Javier Ibarra
Estos puertorriqueños dejan ver a la salsa como un género musical igual de contestatario y seductor como el punk. Incluso el desenvolvimiento de ambos estilos ocurrió en la misma ciudad: Nueva York. En el suburbio de Queens, a principios de los 70, aparecieron los Ramones con su grito de batalla, “Blitzkrieg bop”. Y en el Bronx surgieron intérpretes latinos que aportaban un sentir de la población boricua.
La Orquesta El Macabeo representa esa época. Sus integrantes de no haber descubierto el punk, hoy no existiría un conjunto tan lleno de energía como ellos. Mencionar a sus grupos de hardcore (Juventud Crasa, Tropiezo, Lopodrido, entre otros), para la escena musical de HC en Latinoamérica pueden ser conocidos; no obstante, y lo que han logrado con su otro yo: su salsa macabra, es evocar a eternas orquestas, tanto de la Isla del Encanto como de la Gran Manzana.
Se formaron en Trujillo Alto en el 2008. Cuenta con cuatro álbumes (Salsa macabra, El entierro, Lluvia con sol y La maldición del timbal), un EP donde hacen una versión salsera de “Eutanasia” (La Polla Records) y “En la Luna” (Eskorbuto), junto con otro material (Siete años macabros) que es una recopilación de sus trabajos.
Hablé con José Ibáñez (bajista). Platicamos sobre cómo van las cosas en Puerto Rico después del huracán María, sus orígenes, una cabra que les dio identidad, el legendario Ismael Rivera y más.
Tanto en Puerto Rico como en México hubo desastres naturales. ¿Cómo se encuentra la Isla del Encanto después del huracán?
Puerto Rico está en una recuperación lenta. El huracán María destruyó toda la isla. Mucha población sigue sin energía eléctrica, algunos hasta sin agua potable. Vamos a cumplir más de cien días. Hay gente que lleva sin luz desde dos semanas antes del huracán [María], cuando recibimos una leve visita del huracán Irma.
¿La Orquesta El Macabeo de qué manera se ha visto afectada?
Desde que pasó el huracán [María] estuvimos incomunicados. Estuvo bien crítico. Pero eventualmente logré contactarme con los muchachos, y un mes después ensayamos e hicimos un evento en El Local, uno de los pocos sitios donde no se fue la luz. El Local se convirtió en centro de acopio y aquí seguimos apoyando.
¿De qué forma lograron volver a ensayar?
Fue gracias a un generador eléctrico. Nos organizamos y planeamos hacer el show en El Local, para recaudar alimentos; ellos siguen abriendo todas las mañanas y haciendo comida gratis. Así hicimos el concierto de nuestros nueve años. La excusa era ayudar. Muchos conciertos los tuvimos que cancelar o posponer.
Sin embargo su música es alegría. ¿Cómo se vivió la celebración?
El público nos recibió muy bien. Nosotros estábamos locos por tocar y encontrarnos con amigos. La gente quería salir, escuchar música y ayudar. Agradecieron mucho que hayamos hecho ese concierto gratuito para colaborar con lo que había pasado. Y a pesar de que sí, nuestra música es alegría, no necesariamente hablamos de bailar y cantar y los muchachos del barrio; sino que intentamos llevar un mensaje. Y en cosas como esta, lo que organizamos del noveno aniversario, es como lo llevamos a la práctica.
Tiene que ver el ambiente punk del cual surgió la Orquesta El Macabeo. ¿Cómo nació el proyecto?
Nos reunimos amigos de diferentes bandas a tocar canciones clásicas de salsa vieja, de esas que tanto hemos escuchado toda la vida. Iniciamos por entretenimiento. No teníamos pensado tocar en vivo. Pero hasta que comenzamos a componer, como autogestionados que somos, fue que tomó forma.
Seguro las canciones que tocaban están ligadas a la salsa dura.
Sí. Tocábamos “Ojos chinos” de El Gran Combo, “Aguanile” de Héctor Lavoe, “Dime por qué” de Ismael Rivera. Pero lo que sucedió fue que, para el segundo ensayo, nos surgió la idea de nuestra canción “La culpa”. Nos motivamos.
Como mexicano podría decir que para ustedes tocar salsa se dio natural.
Sí. Podría considerarse a la salsa como música autóctona o que en su momento sonaba muchísimo aquí. Hay melodías que a uno se le graban y crece con ellas. En Puerto Rico hasta el más heavy metal tiene su lado cocolo [salsero], como le decimos acá.
¿Trujillo Alto tiene tradición de música salsa?
Es un pueblo bastante cercano a San Juan. Hay mucho campo y montaña. Pero en cuanto a tradición de salsa, no hay. No es un pueblo como el viejo San Juan a donde la gente acostumbra ir, porque hay clubs donde se puede bailar. Trujillo Alto es más rural, pero hay muchos sitios de encuentro para la juventud. Lo que sí hay, y que podría seguir cierta tradición, son las barritas conocidas como chinchorro; ahí van los viejos y locos del barrio a beber. Ahí se escucha mucha salsa.
El reggeaton cambió el panorama musical por completo en Puerto Rico.
El reggeaton siempre ha estado. Pero yo al reggeaton lo borró de mi memoria. Lo que sí se sabe es que estos cantantes urbanos han triunfando increíblemente. Sí han apagado los demás estilos musicales de Puerto Rico. De aquí, Trujillo Alto, han salido infinidad de reggeatoneros: Cavalucci, Franco “El Gorila”, Residente de Calle 13.
Los definieron como salsa macabra. ¿Qué es?
La historia tiene que ver con el primer disco que lanzamos. Un amigo de Tenerife, España que intentó llevarnos a tocar allá, nos pidió unas fotos para la promoción. Decidimos reunirnos en el estudio para hacernos las fotografías y Santiago Rivera [coros y maracas] estuvo vacilando que traería una cabra. Lo tomamos como algo que no iba a suceder. Al final Santiago sí llegó con la cabra y termino siendo la portada del disco. Y cuando hicimos esas fotos, entre nosotros salió naturalmente que el disco debía llamarse Salsa macabra. Le da ese toque oscuro. Después seguimos con eso hasta que lanzamos El entierro, que se llamó así porque la cabra murió.
¿Qué tan complicado es mantenerse de manera independiente como una orquesta de salsa?
Actualmente somos once. Es difícil ir cuesta arriba. Para todo lo que hay que hacer tienes que contar con todos. Por lo mismo tratamos de que siempre seamos los mismos. Esto crea una identidad y nos entendemos más a la hora de tocar. Sin embargo creo que tener un proyecto independiente, en cualquier ámbito es difícil pero no imposible. Lo que siempre se complica es para viajar. Queremos ir con todos los músicos y terminan diciéndonos [promotores y organizadores] “vengan los más importantes”. A lo que siempre aclaramos que todos somos importantes.
Sin embargo sí han podido viajar a Francia, Estados Unidos, México. ¿Es distinto ir a lugares desconocidos interpretando salsa?
Lo único que cambia son los medios para poder lograr el viaje. Todo lo que llevamos a cabo lo hemos logrado gracias al espíritu del punk.
Y en cuanto a emociones y satisfacción. Suena genial salir del país con tus amigos a tocar salsa.
Es gratificante, al nivel de que uno podría estar dos años planificando un viaje que dura una semana. Es algo muy grato, un recuerdo que dura toda la vida.
¿Qué opiniones han tenido de los más puristas de la escena salsera en Puerto Rico?
Muchos nos masacran. Otros nos aplauden. Pero nosotros estamos bien seguros de lo que hemos venido haciendo. Podemos entender que hay mentes cortas. Igual respetamos todas las opiniones.
¿Qué aportan al legado de la salsa puertorriqueña?
Con nosotros una nueva puerta se abre, la cual puede llevar a la salsa al próximo paso, fuera de la nostalgia de los temas y artistas eternos. Creo que estamos dando un paso hacia delante con el género.
Se están atreviendo a crear sus canciones, vender su propia mercancía, decidir a dónde sí saldrán a tocar, etcétera. Están reflejando un Puerto Rico actual, ¿no crees?
Sí. Somos un grupo de punk pero tocamos salsa. ¿Me explico?
Sí. Están haciendo lo que quieren con la salsa.
Así es. Vamos de frente y cada vez creando más temas.
¿Cómo enfrentaron la transición de los escenarios del punk a los de salsa?
Fuimos igual: sin vergüenza y sin pelos en la lengua.
Entre sus influencias destacan la Orquesta Zodiac, Richie Ray, Bobby Cruz. ¿Qué otros cantantes y orquestas influyeron en ustedes?
Raphy Leavitt y Su Orquesta La Selecta vaya que nos marcó; a veces tocamos “Mi barrio”, “Villa de condenados”, “Jibaro soy”. Igualmente Rafael Cortijo. Héctor Lavoe también, sabemos que sus canciones son buenísimas.
¿Qué representa “El Sonero Mayor” Ismael Rivera para ustedes? Tengo entendido que en Puerto Rico es un artista muy querido.
Ismael Rivera creó el sonido llamado clave. En vida y muerte, es glorioso. Todo el mundo lo venera. Nos llamaba mucho la atención sobre lo que cantaba, además de su sonido. Interpretaba temas del pueblo. Siempre tenía algo que decir sobre lo que estaba pasando. Fue uno de los precursores, creando lo que ahora nosotros intentamos tocar. Era un artista y una persona humilde. Se identificaba con el barrio y se preocupaban. Eso es lo que nos encanta. Es lo que queremos representar a nuestro estilo, en nuestra época.
Por último, ¿qué viene para sus diez años?
Haremos varios viajes pendientes para conmemorar el décimo aniversario. Vamos el 14 de enero a Orlando Florida, a tocar en la fiesta más grande de la isla, sólo que ahora hay tanto puertorriqueño en ese lugar que comenzaron a hacerlo allá. Para abril visitaremos de nueva cuenta México. Además estamos re-editando, en LP, Salsa macabra, junto al sello Peace & Rhythm de Massachusets. También grabaremos nuestro quinto disco y habrá un evento grande para conmemorar.
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