La radio apenas divulga su música. El séptimo arte, tras el amarillista filme (“En Cantante”) de Marc y JLo, además de la inconclusa producción de Raulito Carbonell y el director Anthony Felton (“Lavoe: A Love Story”), aún no lo honra como corresponde.
Willie Colón, llamado a perpetuar su memoria, alcanza solo una mueca por sus continuas porfías, desatinos políticos y controversias pueriles con fans y locutores de los medios, incluso alternativos.
El municipio de Ponce, su pueblo natal, lo ignora. De visita en meses recientes, constatamos que el panteón en que yacen sus restos, juntos a los de su esposa Puchi y su hijo Tito, se deteriora por la humedad, las hojas y la falta de mantenimiento.
La literatura, incluso, prefiere abordar su mito desde la ficción, sin el rigor de estudios socioculturales serios.
Afortunadamente, su familia, entiéndase su hija de crianza Leslie, su hermana mayor Priscilla y otros hermanos, lo honran con sus oraciones y mejores recuerdos. También los melómanos de la salsa y sus amigos en Ponce.
“Me siento muy agradecida de todas las personas que se acuerdan de él. Ya van casi 27 años de su muerte y dondequiera se escucha su música y hablo con muchachos jóvenes que ni siquiera lo vieron y hablan de él como su ídolo. Es un fenómeno que no me puedo explicar, salvo por sus canciones que dicen tantas cosas y era tremendo sonero, aparte de que su música era pegajosa. Ese talento no muere”, dijo Priscilla, de 84 años y quien fue como una madre para Héctor.
La película “El Cantante”, televisada la semana pasada en Puerto Rico, es una deshonra para la memoria del mítico exponente salsero. A la premiere en el cine Metro en Santurce, efectuada en el verano de 2007, asistieron Priscilla, Leslie, las nietas de Lavoe y compañeros de las Estrellas de Fania, como Roberto Roena, Ismael Miranda, Bobby Valentín, Cheo Feliciano y otras personalidades de la industria.
Todo era algarabía y felicidad durante el coctel en el vestíbulo del teatro. Cuando acabó la proyección, los rostros no disimulaban su molestia y desencajo. La familia considera que el séptimo arte aun está en deuda con el afamado Cantante.
“Nos sentimos muy mal. Le dieron más énfasis a las cosas negativas y a la tragedia. Esperábamos que apareciera cantando su música y lo que hicieron fue poner cosas negativas. A mucha gente no le gustó. Yo fui a ver la película con Quique Lucca y un grupo de 24 personas. Mucha gente salió llorando después de ver la película porque no hicieron lo que se esperaba. El sábado pasado la dieron y me fui para la calle para no verla. La de Felton es mejor, es de menos presupuesto, pero aun la industria cinematográfica debe una película como corresponde porque en verdad para su fama y el amor que la gente le tienen se merecía algo mejor. Fue una película amarillista y a mucha gente no le agradó eso. Héctor no le hizo daño a nadie. El daño se lo hizo a sí mismo”.
Además, su hermana mayor afirmó que en Lima y el Callao, en Perú; en Cali, Colombia y en Quito, Ecuador, articular el nombre de Héctor Lavoe es motivo de persignación y reverencia. Vaya a Perú y sea testigo de los libros, murales, tirillas cómicas, pinturas, obras y miniseries a su honor. En fin, la expresión de honores a tiempo y destiempo que se multiplican en la coyuntura de la celebración de su cumpleaños 72, el próximo 30 de septiembre.
“Lo adoran demasiado. Tengo amistades en Facebook de todos esos sitios y me llaman y me hablan tantas cosas bonitas de Héctor. En Ecuador también. En estos días me escriben mucho y me hablan de su deceso. Se preguntan cómo estaría Héctor si viviera. Pienso que tal vez estaría cantando o sería productor”.
Si de algo Priscilla Vega sí se siente segura es que su hermano Héctor Lavoe le sigue cantando a Borinquen desde la otra vida… Porque, aparte de leyenda y mito, Héctor Lavoe es la bandera del sentimiento del pueblo.
Jibarito eterno.
Voz de la pobreza.
Clave de la identidad boricua.
Sonrisa del dolor.
Sonero del desamor.
Caricatura del ‘a mí qué’.
Carcajada de la esquina.
Símbolo del aguante y la resistencia cultural
Espejo del verdadero Puerto Rico: el de una historia de explotación colonial de cinco siglos, pero dispuesto siempre a mantenerse de pie hasta el final…
Este próximo 30 de septiembre será un día oportuno para celebrar su herencia y honrar su memoria con gozo, amor, gratitud y escuchando su música a todo volumen porque la verdad es que La Voz de Héctor Lavoe consuela y mantiene a raya a las María, Juana Peña, Juanito Alimaña y los ‘bacalaos’ y pirañas de la vida.
(Las personas interesadas en adquirir el libro “Cada Cabeza es un Mundo: La Historia de Héctor Lavoe” deben escribir a jaimetorrestorres@gmail.com o llamar al 787-448-2802)
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