Hay un vasto océano entre las frías costas, azotadas por el viento de Escocia e Irlanda y las costas del Mar Caribe y América Latina, sin embargo, durante casi dos décadas Salsa Celtica ha forjado un vínculo entre lo céltico y las culturas latinas.
Este colectivo intercultural comenzó en la compacta y fértil escena de la música de Escocia, en 1995, como un semillero de músicos y bandas de jóvenes que se reúnen en sesiones de improvisación, decididos a reinventar la música celta con influencias globales. Únicamente en esta escena una banda de música del mundo podría intentar crear salsa original con una influencia escocesa. Al editar su primer álbum, Monstruos y Demonios (1997) la banda comenzó a recorrer los pasillos de la aldea de Highlands y las islas de Escocia y empiezan a aparecer en el Reino Unido y en festivales de jazz celtas.
Estar rodeados de un renacimiento en la cultura celta asegura a la banda el conocimiento y pasión por su cultura. El amor de la banda por la salsa y la cultura latinoamericana Afro la ha hecho viajar varias veces desde Escocia a Cuba (La Habana y Santiago) y Nueva York, para pasar el tiempo tomando los muchos elementos de la música salsa y la cultura de primera mano.
Después de otro de sus múltiples viajes a Santiago la banda volvió a grabar, esta vez su segundo álbum The Great Scottish Latin Adventure (2000), que los llevó a un reconocimiento mundial y puso su nombre en los mismos lugares de producción que inspiraron su música. Era notable que un grupo de músicos escoceses pudiera hacer discos que escalaran no sólo las cartas de salsa sino se volvieran firmes favoritos en las pistas de baile de Nueva York a Los Ángeles, y de Colombia a Venezuela. Esto es testimonio de sus habilidades para cruzar géneros, que también han permitido que alcancen popularidad y reconocimiento en el Jazz y el mundo, así como en su propia escena de la música celta.
Las aventuras latinas de la banda continuaron cuando en el Lincoln Center de Nueva York se presentaron ante 3.000 neoyorquinos encantados, pasaron una semana iluminando clubes de salsa de la ciudad antes de ir a Los Ángeles para hacer lo mismo. Su tercer álbum, El Agua De La Vida (2003) fue calificado como uno de los diez lanzamientos latinos de Billboard del año, y la aclamada El Camino (2006) fue nominada a cuatro Radio 2 Folk awards, impulsándolos en las giras por el circuito de festivales del planeta.